Cuando llega el éxito, el reconocimiento por los logros alcanzado, pareciera que el camino ha sido fácil, que llegar a la meta esta al alcance de cualquiera.
Sin embargo, la realidad es que detrás de cada logro hay grandes dosis de esfuerzo y perseverancia, con el objetivo puesto en unas metas claras. Porque solo así puedes alcanzarlo.
Es el caso de una mujer extraordinaria, Frances Arnol, premio Nobel de Química 2021. En sus inicios tuvo que trabajar como limpiadora en una pizzería, también de camarera e incluso de taxista.
Licenciada en Ingeniería Mecánica y Aeroespacial por la Universidad de Princeton y es doctora en Ingeniería Química por la Universidad de Berkeley (California). Arnold trabajó duro para alcanzar sus sueños.
Y aunque pudiera parecer que llevó una estricta educación para llegar a dónde está, lo cierto es que a Frances nunca se le dijo lo que podía o no podía hacer. A los 15 años, en un acto de rebeldía, dejó la casa de sus padres en Pittsburgh ganándose la vida en trabajos alejados del mundo académico como pizzerías, como camarera en clubes de jazz y como taxista. Ocasionalmente asistía a las clases en la escuela secundaria, consiguiendo graduarse, a pesar de acumular gran número de faltas de asistencia.
Durante su intervención en un podcast, mencionó que nunca dejó de aprender, incluso cuando se saltaba las clases, estaba aprendiendo por sí misma, desde idiomas extranjeros hasta música y matemáticas.
Frances Arnol
Mi poder es acumular conocimientos. De alguna manera, supe muy pronto que el conocimiento era como el dinero en el banco. Que, si podías coleccionar experiencias, si podías enseñarte a ti misma cálculo, si podías leer un libro de historia -todo lo cual me encantaba hacer-, si podías enseñarte a ti misma música, entonces de alguna manera se sumaría
Al ingresar a la universidad, canalizó las pasiones rebeldes de su juventud en un deseo de contribuir a la mejora del mundo, y tras graduarse en 1979, se propuso ayudar al presidente Carter a cumplir los objetivos de su administración en materia de energías renovables, una ambición que la llevó a recorrer el mundo, desde Corea del Sur hasta Brasil, trabajando en la energía solar.
En 1985 se doctoró en ingeniería química en la Universidad de Berkeley y se incorporó al Caltech, donde se abrió paso a lo que es el mayor éxito de su carrera. Pese al éxito que goza hoy la ingeniera química, recuerda con afecto sus largas y agotadoras jornadas de trabajo como, que contrario a desmotivarla, fueron la inspiración cada día para ser una gran científica.
“La vida es larga, puedes tener muchas vidas diferentes. Puedes aprender muchas cosas distintas, nunca se sabe cuándo te servirán, así que aprende todo lo que puedas y combina tus conocimientos de manera novedosa. Adáptate, sé flexible y aprende permanentemente”, añadió Frances.
Ahora, Frances Arnol redacta documentos para la ONU y no solo goza de un excelente trabajo haciendo lo que ama, sino que obtuvo el máximo galardón de su área para destacar su trabajo. Además, es la cocreadora de más de 40 patentes estadounidenses, que fundó una empresa para fabricar combustibles a partir de recursos renovables.
Crédito: los40.com.mx
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